sábado, 11 de junio de 2011

Le concert



Un auditorio sin público, la sinfónica en explosión de notas... un hombre soñando. 


Se sueña flotando en la música de Tchaikovsky, dirigiendo la orquesta, suspendido entre las notas, telegrafía su júbilo, su goce del momento y abruptamente, la melodía insultante de un celular interrumpe  el sueño y la interpretación de la sinfónica Bolshoi en ensayo... 


El soñador barrendero del auditorio, volaba en las notas en la platea más alta de la sala y su mujer, le reclamaba de las urgencias cotidianas por el teléfono. Él,  le advertía no llamarle allí. Los ojos de toda la sinfónica se volcaban con furia hacia él y el se escurría por los pasillos del auditorio... 


El administrador responsable le reprendía con severidad y con saña le recalcaba... ¨Tú nunca vas a volver a dirigir una sinfónica, nunca; ponte a barrera mi oficina¨. La amargura, frustación y humillación es protagonista del barrendero que sueña con dirigir una orquesta y esa amarga escena es interrumpida por el sonido de un fax. La oficina esta sola, el barrendero intrecepta el fax. Es una invitación a que la orquesta Bolshoi interprete en París. Arranca el fax y se dice a si mismo, ¨Este fax nunca llegó, nadie se va enterar de este fax¨... Andrei Simoniovich Filipov, el genial director de orquesta de la sinfónica Bolshoi que 30 años antes había sido despojado de manera humillante de su vida, que era la música. Esto, por haber reclutado músicos judíos, en la Rusia autoritaria y autocrática de los 80`s.


 Filipov, estaba dispuesto a recuperar su vida, su música y a integrar de la nada la agrupación filarmónica que dirigía y la odisea de llevarles a París, a los hoy: desempleados, judíos, gitanos en fín... un  coctel de personajes rusos en París que es como una vitrina repleta de dulces para niños pobres...

Así se desarrolla esta comedia que te conmueve hasta las lágrimas. En lo personal, repetí el final como 10 veces, con lágrimas en los ojos, de la vibrante emoción que me hacían sentir los violines; de la conmovedora trama y de empatía al sufrimiento antisemita que rodea a la historia, cuya orquesta descompasada, marca el inicio de un emotivo concierto, una gran interpretación enmarcada por el sufrimiento humano de aquellos que hicieron de la música una pasión y un escape a la vida,  detrás de los campos de concentración. La  elegancia, inteligencia y sufrimiento interpretativa de la artista Melanie Laurent, es como un ángel de belleza y judía en la vida real, que le imprime mayor realismo.


No se la pueden perder.

Coproducción francesa-rumana, Tchaikosky Concierto para violín en D mayor, valores y sentimientos sublimes, son los elementos mezclados perfectamente en esta obra cinematografica.


-Tal vez- puedas ver la película en este enlace.

https://www.youtube.com/watch?v=Ulgw_WV4nb4

Trailer de la película

1 comentarios:

Es un acto de Amor. Maravillosa. Fan

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